Las increibles aventuras de marcianito luminoso!

Cuando llegue a mi casa, descubrí un caracolito moribundo. No lo vi directamente a él, como vi su caminito de babas viejas, seco y añejo sobre la pared de mi pieza.

Después lo vi a él, pegado ahi, tristemente en la pared, seco como ojo de momia, adherido como costra a la pintura, como un espinilla en la madera

Cuando lo separe de la pared, hizo un característico sonido de quebradero de huesos y cuando miré a dentro de su caparazon, supe que no había más que hacer:

Como una estampilla, pegado y escondido en el ultimo rincon al fondo de su caparazón, se encontraba reducido a su minima expresion, como si voluntariamente se hubiese querido multiplicar por cero.

Ahi estaba el huevón, seco como palo, recogido hasta el espanto.

Y en ese momento me bajó una sensación extraña hacia el caracolito perdido que buscaba pasto y se encontró con la pintura. Senti un poco de compromiso con aquel caracolito náufrago, ese esbozo de animal aventurero, que me negue a mi mismo sacarlo de la pared sin haber intentado nada.

Y partí con el caracolito momificado al baño, donde al interior de caparazón le envie un chorro a presion de agua helada, y después lo sacudí un poco para sacarle lo que sobraba y espere.

Al rato después, cuando estaba punto de tirarlo por la ventana, lo miré con detenimiento y ya no estaba tan comprimido el fondo. Un acomodamiento por aquí, una rascada de poto por acá, y de repente tate que saca un cacho.

Ahi anda ahora ese huevón. Afuera comiendose las flores de mi mamá.

Si ves un caracolito seco, pegado en el cemento o en alguna pared, hechale agua adentro y dejalo en el pasto...

... con cosas pequeñas también podemos hacer cosas enormes de nuestras vidas.

En un cafe, de los muchos cafes que hay en el mundo, en una ciudad, de las muchas ciudades que hay en el mundo, escribo estas lineas... para ti.